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El amor de Dios sobrepasa el pecado — Padre Giamello

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A priest hears confession from Pope Francis during a penitential liturgy in St. Peter's Basilica at the Vatican in this March 28, 2014, file photo. (CNS photo/L'Osservatore Romano via Reuters)
 

Padre Giamello

En el año 2015, estuve visitando a un amigo sacerdote en Perugia, Italia, y lo acompañe a la ciudad Eterna Roma, donde el tenia algunos asuntos oficiales que atender de su Diócesis. Teniendo yo cerca de tres horas disponibles, decidí ir al Museo del vaticano. Esta no era la primera vez, que visitaba el museo, pero a diferencia de otras ocasiones, note que las filas eran mucho más cortas, y muy poca asistencia de peregrinos. (Si alguno de ustedes ha estado ahí, ustedes saben de lo que estoy hablando).

Mientras yo despreocupadamente caminaba por los pasillos de antigüedad, admirando la estética, entré a la capilla de todas las capillas, la magna Capilla, o sea La Gran Capilla. Cuando Francisco de la Rovere fue electo Papa a la silla de San Pedro en el año 1471, el tomo el nombre de Sixto IV (Por lo tanto es su nombre). La primera Misa que se celebró en la Capilla Sistina fue en la Solemnidad de la Asunción de la Bendita Virgen María, el 15 de Agosto de 1483. Algunas de las obras de arte más bellas e importantes de la capilla fueron pintadas por el gran artista Miguel Ángelo, uno de los mejores artistas conocidos hasta hoy.

 

Cuando entre a la capilla Sistina, lo que más me llamo la atención fue la imagen enorme del profeta Jonás directamente sobre el centro del juicio final. Esto llamó mi atención. Este es Jonás. Yo pensé, ¿”porque él está ahí”? Él había sido pintado con la cabeza hacia atrás, y sus piernas colgando hacia el frente. Por el lado del muslo tenia mordeduras de pescado, el cual San Jerónimo en sus comentarios lo menciono como una alusión al pez enrome que se lo trago.

Jonás recibió la misión de Dios a predicar el mensaje de arrepentimiento al pueblo de Nínive. A principio él se resistió y fue desobediente a Dios y casi pierde la vida. Sin embargo, Dios fue compasivo con Jonás, escucho su oración y lo perdonó.

Father Anthony Giamello

Jonás es el único profeta con quien Jesus se identifica el mismo en el nuevo Testamento y con quien explícitamente se refiere por nombre: Entonces, algunos de los escribas y fariseos le dijeron a él, “Maestro, queremos ver de ti, una señal.”

Él le contesto, generación malvada e infiel, que busca una señal, pero, no se les dará otra excepto la señal de Jonás el profeta. Asi como Jonás estuvo en el vientre de la ballena por tres días y tres noches, así el hijo del hombre estará en el seno de la tierra por tres días y tres noches” (Mt 12:38-40).

Los escribas y Fariseos estaban ciegos a la realidad del ministerio de Jesus y todavía buscaban una señal. Muchas personas en nuestro mundo de hoy esperan ver una señal para creer. Asi como Jonás fue una señal para los Ninivitas, Jesus es una señal para esta generación. Jonás predico el arrepentimiento por los pecados y Jesus dice que hay algo más grande que Jonás aquí. Lo que es más grande que Jonás es nuestro Señor Jesucristo y su triunfo sobre el pecado y la muerte. Nosotros mostramos gran amor y humildad hacia Dios cuando nosotros venimos ante El y humildemente reconocemos nuestra naturaleza pecaminosa y hacemos restitución de nuestros pecados.

En el sacramento de Reconciliación (confesión) nosotros reconocemos que en verdad somos pecadores, pero el amor y misericordia de Dios es más abrumador que nuestros pecados. Cuando Juan el Bautista comenzó su predicación para preparar las mentes y corazones para el Mesías, él dijo, “arrepiéntanse y crean”.

En Abril 3 (lunes de Reconciliación), cada Parroquia atraves de toda la Diócesis estará ofreciendo confesiones. Sacerdotes, pastores amables del Señor, estarán disponibles para guiarte y más importante para perdonarte en nombre de Jesucristo por todos tus pecados: trayéndote de vuelta al redil (rebaño) de la iglesia. Tú experimentaras en una manera hermosa el amor y misericordia de Dios.

El profeta Ezekiel nos recuerda a nosotros en (33:11), Dios no desea la muerte del pecador, sino que se conviertan y regresen a Él. Si ya ha pasado algún tiempo después de tu ultima confesión, no tengas miedo a “volver a casa”. Para prepárate, haz un buen examen de conciencia antes de venir.

Yo recuerdo una vez que mi Doctor me dijo a mí, ¿“Padre, porque has esperado tanto tiempo para venir a verme? Y mi respuesta fue, “Yo tenía miedo”. Y la respuesta que el Doctor me dio fue, “Ahora tu sabes como muchos de nosotros, nos sentimos acerca de la confesión”. Mi Doctor tenía un buen punto. Yo me sentía nervioso, pero él tuvo buen cuidado de mí, a pesar de mi aprensión. Y es normal que nos sintamos nerviosos antes de entrar al confesionario. Sin embargo, así como el Doctor tiene excelentes cuidados con sus pacientes, así también, el sacerdote por aquellos en el confesionario.

San Pablo en 2 Corintios, establece que los sacerdotes de la iglesia tienen el ministerio de la reconciliación y son los embajadores de la misericordia de Dios. Esto es uno de los grandes privilegios del sacerdocio, escuchar y dar la absolución de los pecados en el nombre de Jesus Cristo.

Mientras reflexiono sobre mi tiempo en la capilla Sistina, está muy clara mi pregunta “Por qué, él está aquí”.

Al ver al profeta Jonás, mi pregunta fue contestada. Quizás el Papa Julio II encargó a Michel Ángelo a pintar al profeta Jonás en la capilla Sistina para que sea un recuerdo constante, de que somos llamados a ser personas arrepentidas quienes somos redimidos y perdonados por la sangre derramada de Jesus Cristo.