Home Our Diocese GUIADOS POR EL ESPÍRITU: Los Esfuerzos Continuos de Nuestra Iniciativa de Planificación...

GUIADOS POR EL ESPÍRITU: Los Esfuerzos Continuos de Nuestra Iniciativa de Planificación Pastoral, Unidos en Cristo

369
Bishop Koenig

A los laicos, miembros de institutos de vida consagrada y el clero de la Diócesis de Wilmington:Saludos en nombre del Señor Resucitado.

INTRODUCCIÓN

¡Alégrense, porque hoy celebramos Pentecostés, la gran fiesta que culmina nuestra celebración de Pascua de 50 días!

Durante nuestras misas en el Tiempo de Pascua las primeras lecturas han sido de los Hechos de los Apóstoles. Este libro esencial del Nuevo Testamento atribuido a San Lucas es un testimonio del legado perdurable de los Apóstoles, quienes desempeñaron un papel fundamental en la configuración de la Iglesia primitiva. Narra las pruebas, tribulaciones y victorias de Pedro, Pablo y sus compañeros. La descripción de los Apóstoles en Hechos es sorprendentemente diferente a la que encontramos en los cuatro Evangelios. En los Evangelios, los Apóstoles son mostrados como vacilantes, imprudentes y a menudo lentos, pero en los Hechos de los Apóstoles, estos mismos seguidores de Jesús son representados como audaces, confiados y elocuentes. Esta transformación dramática fue generada por el derramamiento del Espíritu Santo. Durante la Última Cena, Jesús prometió a Sus Apóstoles que no los dejaría huérfanos. Les aseguró que su Padre enviaría al Abogado, el Espíritu Santo, para recordarles lo que Él les había enseñado. Fue el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés lo que animó a esos primeros Apóstoles y discípulos y les dio la confianza, la visión y la fe para proclamar el Evangelio en todas partes. El mismo Espíritu Santo ha guiado a nuestra Iglesia durante casi 2000 años y continúa dirigiéndonos y uniéndonos en Cristo. Me queda claro que el Espíritu Santo ha estado activo en nuestras oraciones, discernimiento y buen trabajo durante el último año de nuestra iniciativa de planificación pastoral, Unidos en Cristo. Deseo compartir con ustedes algunos de los avances que se han logrado.

CAMINANDO JUNTOS

Todo comenzó en 2021 cuando la Diócesis de Wilmington se unió a miles de diócesis de todo el mundo para participar en sesiones de escucha sinodal como parte de la primera fase del Sínodo sobre la Sinodalidad, celebrando más de 67 reuniones con más de 1400 participantes. El fruto de esta extraordinaria iniciativa fue un informe de 16 páginas que culminó con la identificación de 10 mejores prácticas para las parroquias. Esta consulta amplia y diversa nos brindó una oportunidad única para examinar la vitalidad de nuestras parroquias y ministerios diocesanos. El deseo de una mayor vitalidad en nuestros ministerios fue el génesis de nuestro proceso de planificación pastoral, Unidos en Cristo.

Como expresé en mi carta pastoral anterior, era importante para mí que nuestra planificación pastoral no fuera un proceso donde solo participara la jerarquía, sino toda la Iglesia, desde los fieles hacia arriba. Si estamos verdaderamente Unidos en Cristo, entonces todos debemos tener la oportunidad de participar activamente en la configuración del futuro de nuestra diócesis. Si bien se estableció un Equipo Central de Liderazgo Diocesano que brindó supervisión y coordinación, en un espíritu de sinodalidad, se formaron equipos regionales en los 7 decanatos de la diócesis. Estos “Equipos de Liderazgo del Decanato” estaban compuestos por feligreses, líderes laicos y clérigos a quienes se les pidió imaginar cómo se vería una mayor vitalidad en su región particular. A cada equipo se le encomendó desarrollar un plan pastoral para presentarlo para su inclusión en un plan pastoral diocesano.

FORJANDO NUESTRO FUTURO COMPARTIDO

Los Equipos de Liderazgo del Decanato comenzaron con el diseño e implementación de una herramienta de evaluación de necesidades para cada decanato. El propósito de la evaluación de necesidades era determinar qué necesitaba cada parroquia para aumentar la vitalidad y fomentar una participación plena, activa y consciente. Cada decanato optó por implementar su propia encuesta única que permitió a los feligreses expresar sus sentimientos e ideas sobre la vitalidad de sus parroquias. Con la participación de miles de feligreses en toda la diócesis, comenzó a surgir un patrón de ideas y objetivos.

Por ejemplo, las encuestas revelaron una realidad desafortunada, pero que no debería sorprendernos, y es la notable ausencia de jóvenes y jóvenes adultos en nuestros bancos, junto con la escasez de programas y eventos parroquiales específicamente dirigidos a ellos. Los participantes de la encuesta también expresaron preocupación por el creciente número de católicos alejados de la práctica y los “ningunos”, aquellos que afirman no tener afiliación religiosa. Guiados por los resultados de la evaluación de necesidades y la lista de las 10 mejores prácticas de la Fase Diocesana del Sínodo sobre la Sinodalidad, cada Decanato ha articulado objetivos alcanzables por los que se esforzarán.

El trabajo realizado durante el año pasado por los Equipos de Liderazgo del Decanato, el Equipo de Liderazgo Central y los Decanos ha sido nada menos que extraordinario. Me ha impresionado mucho el alto nivel de comunicación y cooperación demostrado por todos los involucrados en esta empresa. Estoy muy agradecido por la dedicación y el entusiasmo de las muchas personas talentosas que han sido y siguen siendo parte de este proceso.

El enfoque de abajo hacia arriba para la planificación pastoral requirió un tiempo de adaptación, pero a través de mucha oración y discernimiento del Espíritu, hemos llegado a un momento emocionante lleno de oportunidades para la gracia, comunidades más fuertes y una mayor evangelización y participación. Los frutos de este trabajo van más allá de nuestro Plan Pastoral Unidos en Cristo, ya que nos ha brindado un proceso para el discernimiento y la colaboración continuos y futuros como diócesis.

DESARROLLO DE CAPACIDADES

Además del desarrollo de este plan pastoral, necesitábamos asegurarnos de que nuestros líderes diocesanos y oficinas administrativas cuenten con las herramientas y la capacidad necesarias para apoyar su implementación. Junto con los Decanos y mi equipo directivo, participamos en Liderazgo Católico 360, una herramienta de desarrollo de liderazgo que nos brindó información valiosa sobre nuestras fortalezas y áreas de crecimiento como líderes de esta iniciativa. También involucré a la Mesa Redonda de Liderazgo, nuestros socios en el ministerio, para realizar una evaluación de nuestras oficinas administrativas centrales con el fin de ayudarnos en nuestros esfuerzos por desarrollar capacidad y eficiencia.

DE LA VISIÓN A LA ACCIÓN

He aprobado todas las metas que me presentaron los Equipos de Liderazgo del Decanato. Las considero valiosas, razonables y alcanzables. El siguiente paso será que los Decanos establezcan equipos pequeños para implementar los objetivos elegidos. La implementación concretará las metas y recomendará pasos específicos que los decanatos y parroquias pueden tomar para lograrlas.

Al celebrar el Domingo de Pentecostés, tenemos motivos para alegrarnos, ya que infunde esperanza al demostrar la presencia y el poder continuos del Espíritu Santo para inspirar, guiar y transformar vidas, provocando cambios positivos y renovación en las personas y las comunidades. Hace tan solo unas semanas, en la Vigilia Pascual, le dimos la bienvenida a la Iglesia Católica a 238 personas en toda la Diócesis de Wilmington. Este es solo un ejemplo de cómo el Espíritu Santo continúa encendiendo los corazones de aquellos que buscan una relación más profunda con el Señor.

Animo a los fieles de nuestra Diócesis a que aprovechen los Dones del Espíritu Santo para discernir cómo involucrarse en las iniciativas de su decanato/parroquia. Hagámoslo con el mismo entusiasmo que vemos en los Hechos de los Apóstoles, impulsados e infundidos por el mismo Espíritu que actúa con tanta fuerza hoy como en el primer Pentecostés.

Dado en Wilmington, Delaware, en la Oficina de la Cancillería, el día 19 de mayo del Año de Nuestro Señor, dos mil veinticuatro, Domingo de Pentecostés.

 

 

Reverendísimo William E. Koenig, M.S.W., D.D.

Obispo de Wilmington