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Gozosamente celebramos el amor de Dios quien tomó nuestra carne humana y brilló ante nosotros: Mensaje de Navidad del Obispo Koenig

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The "Adoration of the Child" is depicted in this 17th-century painting by Dutch artist Gerard van Honthorst. In "Adoration of the Child," light is reflected off the faces of those gazing at the Christ Child. (CNS photo/Uffizi Gallery in Florence)
 
 
 
 

Diciembre 2022

Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo:

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz;

 

Sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció.

Este mensaje de Isaías, uno de los grandes profetas de Israel, fue proclamado hace más de 28 siglos atrás.  Es el mensaje, que será escuchado en las iglesias a través del mundo, cuando las personas se reúnan en Misa la noche de Navidad. Es el mensaje que se cumplió cuando, San Lucas nos dice a nosotros, un ángel se le apareció a los pastores que “que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños…y la gloria de Dios los envolvió con su luz.” Fue en esa noche sagrada, que la gloriosa Luz de Cristo brilló sobre la tierra de penumbra y un salvador quien es Cristo y Señor nos ha nacido.

A medida que nos reunimos en Misa esta Navidad para dar gloria y alabanza a Dios, nosotros gozosamente celebramos el amor de Dios quien tomo nuestra carne humana y brillo ante nosotros en esa primera noche de Navidad.

Bishop Koenig

Nosotros buscamos que la Luz de Cristo continúe brillando en lugares de oscuridad y desesperanza, pecado y sufrimiento, odio y violencia.  Nosotros buscamos que la Luz de Cristo, quien viene a nosotros hoy en Palabra y Sacramento, justo y seguro como vino en aquella primera Navidad a María y José, a los pastores y Reyes Magos.

Para nosotros que vivimos en el hemisferio norte, es muy evidente como la oscuridad nocturna es más larga y larga.  Esto es también, sin embargo, debido al tiempo del solsticio de invierno, pero luego las cosas se revierten y la luz del día volverá a aumentar más y más.  Como cristianos, también podemos ver lo que ocurre en el mundo físico que nos rodea, como una metáfora (comparación) con la Luz de Cristo entrando en este mundo.  Puede ser una luz que brille siempre, más radiante mañana que lo que brilla hoy. Digamos “si” al resplandor y esplendor a la Luz de Cristo.

El Papa Benedicto XVI reflexionó en este Mensaje de Navidad del 2007 sobre la Luz de Cristo.  Su oración al terminar es mi oración por ti y tus seres queridos.

[Que la Luz del niño Jesús] disipe toda oscuridad de sus vidas y los llene con su amor y paz.

Que el Señor quien hizo su rostro misericordioso brillar en Cristo, te llene con su felicidad y te haga mensajero de su bondad.

Tengan ustedes una bendita y gozosa Navidad llena con la Luz de Cristo.

Fielmente suyos en Cristo,

Monseñor William E. Koenig

Obispo de Wilmington